En la pradera silenciosa y silvestre
reina la voz armoniosa del grillo.
Amanece y el sol va desgranando
sus tibios rayos sobre los brotes
tiernos de la hierba.
Hilos de agua van recorriendo un serpenteante
y fresco arroyuelo,
bañando la verde alfombra
que cubre la bondadosa tierra.
Todo es paz, nada altera la quietud
de la apacible mañana.
El canto de las aves se oye entre los árboles.
La brisa trae el aroma de las flores
naturales del lugar.
Es un regalo que nos brinda la naturaleza,
como no cuidarlo, si es nuestro,
como el cielo, el aire, el agua.
Con tristeza vemos su deterioro y
es la mano del hombre la culpable.
Aprendamos a cuidar y valorar
todo lo que el Señor ha creado.
No destruyamos, la tierra grita,
clama, implora, grietas de dolor
se abren a nuestros pies.
¡¡¡ Por Dios paremos a escucharla!!!
Por nuestra familia, hijos, nietos,
por los amigos y los desconocidos,
por cada hombre que vive en ella,
todos somos iguales y tenemos
el derecho a disfrutarla.
Nuestra Madre Tierra
Así lo exige.
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Hola amiga querida, aqui he estado saboreando tu "ROMANTICA", YO me he suscrito para poder hacerte un comentario, y dejarte mi huella de que he estado disfrutando de tus poemas. No se andar muy bien por los blogs pero aqui estoy a tu lado.
ResponderEliminarGracias por tan bellos escritos.